Tal vez


Mi mejor amigo siempre se ha dado a la tarea de comparar mi vida con la de una montaña rusa. No precisamente porque sea emocionante, sino porque cambia de altura y velocidad con peculiar velocidad. Se queja porque, al ser una de esas amistades que, a pesar de sólo frecuentarse de vez en cuando, es una amistad de esas que duran para siempre. Así pues, cada vez que cruzamos de nuevo palabras, y nos intentamos poner al tanto de nuestras respectivas vidas, descubro, junto con él, que la mía da vuelcos cada vez más radicales.

Podría ser difícil de creer, y ciertamente lo es: Que mi vida cambie de forma bastante acelerada. Pero la verdad, desde este lado de las letras, debo decir que los segundos que vivo me parecen durar una eternidad. Y lo que soy ahora, dejé de serlo hace un segundo. Creo que ese es mi mayor problema, o tal vez, mi mayor ventaja, quien sabe. Aún así, nunca he dejado de ser quien soy, porque el que fui, ya no existe, y el que seré tampoco. Como aquel río que nunca es el mismo.

Y ahora me doy cuenta, de que ya estoy cansado de esa palabra: Hubiera. No soy el primero en querer desaparecerla, pero al parecer se empeña en perseguirme. Si tan sólo pudiéramos cambiar el "hubiera" por un "habrá que", tal vez podríamos hacer de nuestra existencia algo más o menos positivo.

Hay que recordar algo importante, algo que duele, y que muchos prefieren ignorar: Todos somos responsables de lo que nos sucede, directa o indirectamente. Y se que es difícil aceptar que las calamidades podemos causarlas nosotros mismos, pero creo que es importante darse cuenta de ello. Que nuestra intención puede ser completamente distinta, pero las acciones las hacemos nosotros, también las decisiones, y por tanto, conscientes o inconscientes somos los culpables de nuestras propias desgracias. Y así, aceptar esto último inevitablemente te hace una mejor persona. Yo se que es fácil culpar a los demás, después de todo ponemos nuestra confianza en los otros, para lograr nuestros propios fines, aún así, se nos olvida que nuestra vida, es nuestra vida, y que no tenemos siquiera el derecho a sentirnos tristes, si alguien no hace algo que nosotros esperaríamos que hiciera, o peor aún, algo que nosotros haríamos. Lo triste de esta lógica, es que nosotros tendríamos la culpa de todo, con el simple hecho de haber confiado en alguien más. Tal vez así sea. Ojalá que no.

La culpa y el hubiera, son casi sinónimos, hay alguien que me hace sentir esto más seguido de lo que yo quisiera. Tal vez algún día deje de decir tantos Hubiera, y se concentre en lo hermosa que es la vida.

Precisamente, creo que como siempre, nuestras energías están mal canalizadas, simplemente se nos olvida agradecer. Agradecer los malos momentos, agradecer las malas experiencias, agradecer que el mundo en su sabiduría nos da un par de bofetadas nada más para que despertemos de esa sedación que nos tiene atrapados en nuestra forma humana. Porque de no ser por todo lo anterior, de no ser por vivir lo peor en el peor momento (y que me disculpe Murphy por esto) no podríamos ser lo que somos. No podríamos aprender y distinguir lo que es el matiz de las cosas, y no podríamos amar esa naturaleza que casi con desdén, nos mira altiva y hermosa para decirnos que deberíamos prestarle más atención. Tal vez.

Ahora mismo, la vida me ha golpeado ya un par de veces, más seguido de lo que yo quisiera, pero siempre, con la intención de hacerme ver, que aún así, es la mejor época de mi vida. Tal vez haya perdido (las 11:11 pm) a mi novia, tal vez pueda perder la escuela, pero se, muy en el fondo que a pesar de mi tristeza y melancolía, todo es para mejorara. Ojalá que dios encontrara manera menos precarias de darnos una lección, pero somos humanos, sólo así aprendemos.

Y, Aunque no puedo evitar extrañar...

Así, agradezco, así propongo, y así soy feliz.



Kundu del Castillo



Farewell

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Relatos de un cuervo

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Sin ser humano, se decidió por fin a dar vida a la razón.

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Existen una minoría en este mundo, de personas que se quedan admirados de su propio pensamiento, y no obstante, que se dan cuenta de la peculiaridad de esa cualidad como especie que tenemos, de conocer y pensar sobre nuestro nuestra propia situación llamada existencia. Me considero una persona al tanto de la belleza que nos rodea, al tanto de los diferentes mundos que existen dentro de las mentes de los otros. Y gracias a eso, me he convertido en una persona en constante búsqueda de aquellos que parecen brillar y resaltar de entre una multitud de indiferencia, y tal vez ignorancia hacia la naturaleza que nos rodea. A través de este medio, quisiera idealmente hacer saber, mi lado menos humano, y por lo tanto, más natural, con la esperanza de que por un instante dejen a un lado su humanidad y se dediquen a observar, a pensar, y saborear las texturas de la subjetividad.

Por ejemplo, si vienes a visitarme todos los días a las cuatro de la tarde, desde las tres ya estaré felíz.

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