Siguen pasando los días, cada vez más lentos y cada vez mas vanos. Quisiera poder observar mi vida por fuera, aunque sea por un segundo. Quisiera poder observar cuales han sido los resultados de las decisiones que he tomado. Pero al menos por ahora, sigo encerrado detrás de mis pupilas, obligado a ver el mundo de cualquier otro, y en especial el tuyo.
Fue entonces cuando alguien me dijo, que no era otra cosa más que agua, rodeando una fuente. Sin duda, aquel fluido indicador de pureza también puede tener sus fallas. Curiosa dinámica la de el agua y la estatua. Por separado, son igual de bellos. El agua corriente, con deseos de ser un río, purificarse con forme avanza, no ser igual nunca, y ser un río distinto cada vez que lo miras. La figura de piedra, labrada con el cuidado de aquel escultor que decidió sublimar la belleza dentro de un trozo de cantera, ya que no necesita nada más para que los sentimientos se vuelvan eternos, estáticos, perdurables por fin, para que el escultor pueda morir en paz, y su obra lo haga inmortal.
Así es la belleza de cada parte, que algún soñador quiso unir. La belleza del agua y la eterna hermosura de la piedra, en un ciclo que los alimentaría y los sustentaría para formar algo más sublime: Una fuente.
Como conjunto, la belleza de la unión entre la naturaleza y arte, no tienen comparación. Cada mente excéntrica que ha querido exaltar la profundidad de su jardín, ha querido sin duda agregar el significado eterno de la piedra y el agua. Adornar con su ciclo aparentemente infinito la naturaleza a su alrededor. Sin embargo, aquellas mentes, aquel mundo y aquellos artistas han sido lo suficientemente egoístas, como para no dar cuenta de los hechos más simples de dicho juego: El agua se estanca, y la piedra se erosiona.
El artista, nunca ha tenido en cuenta que existe una interacción entre la fuente, los elementos de la fuente, y la naturaleza a su alrededor. Cada jardín tiene sus hojas caídas, y el trabajo del río es absorber aquella basura, que terminará siendo parte otra vez de la naturaleza, pero dentro del ciclo infinito de la fuente, no existe a donde llevar la tierra, y tarde o temprano aquellas hojas, aquella tierra, aquella naturaleza estancada se vuelve moho.
La naturaleza de la piedra, siempre ha sido la de marcar el incansable camino del agua, y a pesar de su apariencia rígida, es capaz de filtrar dentro de ella la impureza. La piedra que absorbe, paga el precio del desgaste paulatino, y de vez en cuando, quisiera pedir con la voz que el mundo no le otorgó, un descanso.
Es así como la fuente, el agua y la piedra, deciden ser cada uno una belleza individual, tal vez sólo para extrañarse, para querer volver a ser en sueños, un agua más clara, y una piedra más limpia.
Kundu del Castillo
Hoy no es tristeza mi compañera.
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Hoy no es tristeza mi compañera.
Hoy la soledad me abraza.
Hoy hay un nuevo sentimiento en mi interior.
Hoy el delirio y la locura trastornan mí alrededor...
Hace 12 años
1 comentarios:
Que hermoso, muy cierto.. junta dos bellezas para adornar tus dias, pero aunque coexisten no comparten ni dependen de si para ser bellas, pues ya lo son solo por existir y ser un topico de tus letras .. =)
=*
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